Hago mis zapatillas de adulto con lana de oveja y esto hace que resulten calentitas y cómodas, porque se adaptan perfectamente al pie. Para ello, después de tejerlas, las someto a un proceso de encogimiento que consigue un tejido compacto y resistente.
Sigo sorprendiéndome con la capacidad de contracción que tiene la lana y aquí os dejo unas pinceladas para que podáis comprobarlo.
Con los ganchillos de madera que las acompañan podéis calcular la diferencia de tamaño antes y después.
En pleno proceso tienen un aspecto menos bonito, pero para presumir hay que sufrir...
Aunque todavía queda trabajo que hacer, después de vapor, horma, paciencia y mimo, se van acercando a lo que yo busco
Al mismo tiempo que recojo los frutos de lo aprendido, sigo haciendo pruebas y experimentos para conseguir piezas nuevas e interesantes ¡¡a por las agujas!!